Me levanto lentamente, todavía pensando en ese momento, en el que me amenazabas con partirme la cara por hablar con un chico.
Mis lágrimas caen sobre el mar salado y se unen con este. Siento una presencia detrás de mi y ahí está él, el chico causante de nuestra discusión, no sabía como había llegado.
-Hola, ¿estás bien?-Dice tocándome el hombro.
Yo callo.
-No te merece, es un estúpido.-Sigue.
-Yo también lo pienso.
-No dejes que te trate así.
-Yo...yo lo amaba, lo amo, no sé.
-Si me permites decirlo tu no lo amas, tu estabas o estás con el porque le tienes miedo.
-¿Como sabías que estaba aquí?
-Te seguí, lo que no me acerque antes, porque me imagine que querrías estar sola.
Mis ojos se inundan otra vez por una avalancha de agua. El me abraza.
-No llores.
Yo me pongo de puntillas y le doy un beso en la mejilla.
-Gracias.-Me agradezco.
-No tienes porque darlas, y cambia esa cara, que parece que se murió alguien.
Yo río.
Él mece entre sus manos suavemente mi cara, y luego se queda mirándome.
-¿Te han dicho antes que eres preciosa?
-Cuando era joven, sí, pero ya ahora...
-Pues yo te lo voy a decir, eres hermosa, la mujer más bella que nunca antes había visto.
-Eres un buen hombre.
-¿Te gustaría venir está noche a cenar conmigo?
-Oye, ya yo estoy algo mayor para estar saliendo y esas cosas.
-¿Y por eso no vas a volver a salir jamas?
-No, ni a nada por el estilo ya es un poquito tarde para eso.
-Nunca digas nunca.
Entonces me pega a él y me besa.
Y ahora se que nunca es tarde para sonreír.
By Lexy Braun.
No hay comentarios:
Publicar un comentario