Un día me di cuenta, que hay personas que mienten tanto, que al final acaban creyéndose sus propias mentiras. Entonces pensé que si sonreiría acabaría creyendo en mi propia felicidad.
Y así es como al final creí en mi propia felicidad, y desde entonces nadie me quita la sonrisa de la cara, no estés triste, ni enfadada, ni agobiada, para que no crees que tu vida no importa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario